A través de las fisuras de la persiana lo veo a bobby. Está
haciendo vino patero. La actividad física lo hace transpirar y se saca la
remera. Nunca había visto el torso de bobby, tiene los pectorales grandes,
separaditos, y un lunar en el medio que parece una tercera tetilla. Me pregunto
si le dará algún poder.
Ahora toma un descanso. Desaparece y en su lugar quedan las
uvas. Llega un hornero y prueba la mezcla, se entusiasma, hunde la cara como si
hubiera encontrado el paraíso.
De este lado, lo único que vive es el ventilador, me
refresca y me acaricia mientras hago lo que más me gusta: espiar a bobby.
Ahí vuelve y ahuyenta al pájaro, le grita en código animal y
el hornero sale volando y va a parar a un álamo. Desde la casa de bobby ahora
sale música, él baila abrazado a un escobillón un bolero romántico que me hace
suspirar.
Siempre es lo mismo, espío a bobby todas las tardes y cuando
desaparece hago listas mentales con mis deseos. Estos son algunos ejemplos:
-hacer vino patero
-ser el escobillón de bobby
-que haga mucho calor y al final se saque el shorcito
-aprender una técnica, dominar cualquier arte: cocina,
plomería, electricidad.
Enamorar a bobby con mi lista de deseos. Decirle que es para
mí como el señor miyagui, y que a mí también me sobra una tetilla.
genial !!!! es lo más copado que leí últimamente.
ResponderEliminarMuy tierno creativo cómico
la espía de enfrente es super real !! yo me identifico.
creo que bobby sabe que lo miran.
capa.
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